En Nicaragua lo peor de la represión ha pasado pero siguen apareciendo muertos

Jóvenes universitarios durante protestas en Nicaragua. Foto: Carlos A. Montaner.

Redacción: Azucena Lozano

En los últimos tres días, la represión en las protestas por parte del gobierno ha disminuido en Nicaragua, a raíz del diálogo que Daniel Ortega y Rosario Murillo buscan a toda costa entablar, aunque la lista de víctimas mortales sigue en aumento: ya suman 38 muertos.

El informe presentado por el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH), el pasado jueves, confirma 38 muertos en los disturbios, que ya llevan más de una semana en vilo. El director jurídico del CENIDH, Gonzalo Carrión, advierte que “La magnitud de los daños causados por esta represión criminal es incierta. Todavía no ha sido cuantificada en cuanto a muertos, desaparecidos, lesionados, los presos y personas que quedaron discapacitadas”.

De los 38 asesinatos confirmados, Carrión indica que al menos en dos casos existe “un elemento sospechoso”. “La condición para que le entreguen el cadáver del familiar es hacer constar a través de una carta que eximen a la Policía de cualquier responsabilidad y que no desean que realicen autopsia a los cuerpos”,  advierte el también defensor de derechos humanos, ya que tiene que ver con "la impunidad" y no esclarecimiento de un delito.  

Por su parte, el asesor económico del presidente Daniel Ortega, Bayardo Arce, afirmó durante una entrevista que el presidente se equivocó al anunciar el decreto para reformar el Instituto de Seguridad Social y consideró que el país vive en una "democracia imperfecta", pero no una dictadura. Las protestas arrancaron por el descontento a la reforma de Seguridad Social decretada por el gobierno, pero se transformaron en rechazo a la represión y al gobierno de Ortega y Murillo.